Enseña disciplina con el tiempo fuera

Para enseñar disciplina a los niños, hoy en día, muchos padres recurren al «tiempo fuera». Sin embargo, muchas familias no saben exactamente cómo poner en práctica este método y algunas admiten que no funciona. Aquí les presentamos algunas sugerencias para hacer del «tiempo fuera» un método eficaz.
Cuando es efectivo el «tiempo fuera»
El «tiempo fuera» es efectivo para los niños entre los 2 y los 5 años, aproximadamente pero cada niño es diferente. Los que todavía no han cumplido esa edad realmente no entienden dicho concepto, mientras que los mayores generalmente necesitan métodos más complejos para aprender a portarse bien.
El «tiempo fuera» es un período de tiempo durante el cual se aleja al niño de una situación problemática. Es un tiempo que tiene para tranquilizarse y tras el cual puede volver al grupo, recordar lo que se espera de él y ordenar sus ideas.
Mientras dura el «tiempo fuera», el niño no debe interactuar con los padres o con la persona que lo cuida. El tiempo fuera es una forma leve de aislamiento para que el niño vea que, el efecto, «cada vez que te portes de este modo, no podrás estar con los demás». Para que el «tiempo fuera» funcione, es necesario establecer una pauta para esa finalidad.
Para que el plan funcione el sitio al que le retiremos temporalmente debe ser un sitio en el que no tenga al alcance juegos u otras compañías para entretenerse. No se trata de buscarle un sitio hostil sino un sitio que sea aburrido con escasas posibilidades de que pueda hacer algo para pasar el tiempo.
Debe trasladarlo inmediatamente después de aparecer la conducta o en el momento que ha llegado a un punto insostenible, por ejemplo, peleas entre hermanos que llegan a un punto de descontrol.
Mantenga el control en todo momento
No discuta con él, no entre en recriminaciones ni calificativos despectivos como: «Eres muy malo y te voy a castigar» o «Me tienes harta, no tienes remedio, etc. Sí puede explicarle, con un tono calmado pero seguro y imperativo, el motivo de su retirada. Para ello dígaselo concretando su queja «Como has pegado a tu hermano no vas a poder jugar con él. No haga caso a sus protestas o promesas.
Recuerde que debe mostrarse enfadada pero no fuera de control. La idea es lanzarle un mensaje muy claro de que ha hecho algo mal y que estamos disgustados con él.
El tiempo de aislamiento generalmente se debe calcular en base a un minuto por año del niño como máximo de 15 minutos. Sin embargo, esto debe ser valorado por los padres. No son aconsejables tiempos más largos ya que pueden producir la conducta contraria a la que queremos eliminar.
Cuando pase el tiempo marcado, dígale: Ya está y déle un abrazo sin hacer comentarios sobre el problema que le ha llevado al tiempo fuera, y déle al niño alguna alternativa positiva que hacer.
Hay que ser constantes en la aplicación de la técnica y coherentes en su aplicación. Para ello es necesario que ambos padres y las personas que lo cuidan actúen de igual forma ante las mismas conductas.
Ejerza moderación
Los niños con algún tipo de retraso del desarrollo o con habilidades cognitivas muy avanzadas tienen que ser tratados de acuerdo a la etapa de su desarrollo y no a su edad cronológica. Si un niño de 30 meses de edad se porta como uno de 1 año, no podrá comprender la finalidad del tiempo fuera.
¿Por qué se porta su hijo así? ¿Juega suficiente tiempo con él cuando se porta bien, o su hijo se porta mal para llamar su atención? Sorpréndale cuando se porte bien sentándose con él y dedicándole de 20 ó 30 minutos todos los días.
La creencia de que algunas conductas infantiles son propias de la edad y que con el tiempo tienden a desaparecer, puede ser cierta en algunos casos. Pero es muy arriesgado pasar por alto algunos comportamientos con la esperanza de que con el tiempo cambiara. Una intervención en la etapa infantil, no hecha a tiempo, puede suponer la consolidación, perpetuación y agravamiento del problema en la adolescencia. Las normas, valores y referentes deben construirse desde la más tierna infancia. Es una irresponsabilidad dejarlo en manos del futuro.
