El tacto del bebe

Un masaje de la madre estimula el tacto y afianza la relaciona afectiva
Inmediatamente tras el parto, la piel del bebé estará en contacto con la tuya cuando le tengas en brazos y respirará de forma tranquila y acompasada. Es la primera experiencia de aprendizaje, el contacto afectivo y tú sentirás el placer de acariciar esa piel tan suave y que tu contacto con él le tranquiliza.
Cuando el bebé nace ya tiene desarrollado el sentido del tacto, aunque no ha tenido oportunidad de experimentar las diferentes sensaciones que son cruciales para conocer el mundo. Tras el parto pierde el contacto con el liquido amniótico donde se ha estado desarrollando y tiene por primera vez contacto con el aire en su desnudez. Tras el nacimiento es importante que el bebé no se enfríe y es necesario envolverle en un arrullo preferentemente de algodón para secar su piel mojada y ponerlo en brazos de su madre y en contacto con la piel de ella cuyo olor el bebé reconoce rápidamente. Cuando el bebé nace trata de entender el mundo que le rodea y ese contacto con la madre le intensifica las respuestas inmunes y retrasa la liberación de hormonas estresantes encontrándose el bebé más tranquilo y despierto
Los bebés que permanecen alerta son capaces de aprender más rápidamente. La evolución ha programado a los padres para acariciar todo los posibles a sus bebés. Estar cerca de él protegiéndolo y acariciándolo ayuda en el desarrollo del bebé y su aprendizaje.
Emocional
A través del tacto el bebé se siente muy seguro en tus brazos que le dan seguridad y le hacen sentirse a gusto igual que cuando estaba en el útero y además le beneficia psicológicamente. Los bebés para todas sus necesidades necesitan de otras personas por lo que su forma de llamar la atención es quejarse o llorar. Con su llanto logra que se le tome en brazos, acaricie, se le calme o sea alimentado. Eso hace que el llanto sea menor y haya menos tensión y el bebé descubre que el mundo es un lugar estupendo para vivir.
Físico
El tacto tiene varios componentes que le dan información, el contacto con la piel del bebé de personas o cosas. También le permite a través de la sensibilidad térmica distinguir el frío y el calor. La sensibilidad al dolor le hace sentir daño y aprenderá a evitarlo. Las sensaciones cutáneas y la información articular y muscular de permiten al bebé ir conociendo su cuerpo: patalear, echarse boca arriba o boca abajo o apretar las manos.
Calor o frío
Con el lenguaje corporal el bebé te ira diciendo si tiene frío o calor. Cuando un bebé siente frío se despierta fácilmente y se mueve mucho para generar calor interno. Cuando un bebé esta excesivamente abrigado se favorece que tenga sensación de sed que tiene el riesgo de ser híper alimentado o de tener erupciones en la piel por exceso de sudor o también padecer el riesgo de favorecer la muerte súbita del lactante. Sin embargo un bebé abrigado correctamente duerme más y alarga los brazos y piernas para disipar el calor corporal.
Los bebés desde muy pequeños ya pueden distinguir entro lo caliente y lo frío y demostrar su preferencias. Un experimento realizado colocando un biberón caliente rozando la mejilla del bebé, este se giro rápidamente con la boca abierta preparado para comer. Con el biberón con el líquido frío rozándole la mejilla el bebé se giro para el otro lado con la boca cerrada. Un poco más tarde el bebé desarrolla esa sensibilidad térmica también en las manos.
Dolor
Ya sabes por experiencia lo bueno que es el contacto tuyo con el bebé para calmarlo y aliviar molestias y él que también lo sabe confía en este contacto para resolver su molestias y dolores.
La boca del bebé
Nada más nacer el bebé se sirve del tacto para ver por la boca. Él bebé tiene en la boca el doble de terminaciones nerviosas que en las puntas de sus dedos y tiene la capacidad de distinguir las cosas aun sin verlas llevándoselas a la boca.
La boca es el primer órgano táctil de descubrimiento sensorial del entorno del bebé, y es independiente de que tenga hambre o le estén saliendo los dientes de leche. Desde las primeras semanas de vida del bebé hasta la edad preescolar le llevan todo lo que pueden a la boca. Es una forma de aprender a través del tacto.
Las manos
Ya antes de nacer, el bebé usa sus manos papa tocar su cara y todas las partes de su cuerpo, y también las cosas que hay en el útero como el cordón umbilical. Tras su nacimiento el bebé alarga las manos para tocarlo todo, pero todavía es un reflejo como cuando agarra tu dedo con su manita. Alrededor de las diez semanas ya distingue los objetos que tiene en sus manos. La capacidad prensil la desarrollan sobre los tres meses.
Los bebés también han aprendido a usar sus manos para calmarse chupándose las manos tras mirarlas durante algunos momentos, eso puede estimular su salivación, pero no quiere decir que tenga molestias en las encías.
Masajes
Cuando el bebé es prematuro, el tacto tiene un valor terapéutico ya que estimula el aumento de peso, que es imprescindible para él y también le ayuda a reducir el estrés. Los bebés prematuros a los que se les da masajes varias veces al día no hacen tantas muecas ni aprietan tantos los puños como los bebés que no los reciben.
Los masajes suaves ayudan a relajarse a los bebés ya sean prematuros o no y favorecen la salud emocional por el calor que se logra con sus caricias y la intimidad que logra con la persona que los realiza.
Contacto afectivo
Como va creciendo el bebé, aprende a controlar sus sensaciones y elegir que es lo que prefiere. Los Padres ya saben que el contacto físico suave es muy favorable para el niño, él se anticipa buscando el contacto contigo llorando o moviendo los brazos y piernas. Cuando logra el contacto contigo, ya se calma y esta alerta mirando alrededor, quizá también exprese su contento con sonrisas y gorgoritos.
El tacto le permite al bebé distinguir diferentes objetos y procesar sus texturas, formas, temperatura y localización, es su forma de comprender el mundo que le rodea. Desde el punto de vista emocional, el bebé y tú lográis conocer el poder del contacto afectivo que hace mucho más agradable el aprendizaje y la vida.
